โฆ๏ธEntrega especial
15 de septiembre, aniversario del regreso del Padre Kentenich al Padre Eterno.
๐ฅhttps://youtu.be/k6JfO4ZwwDE
Saludo a la Familia de Schoenstatt reunida con motivo del Dรญa de los Catรณlicos Alemanes (Katholikentag), Essen, 7 de septiembre de 1968
Ya en fecha muy temprana, nosotros, los schoenstattianos, nos fijamos como Familia el ideal de esforzarnos para que (como dice la Segunda Acta de Fundaciรณn) โseamos dignos de cooperar en el advenimiento de un tiempo en el cual la Iglesia cante con razรณn: ‘Omnes haereses โetiam anthropologicasโ tu sola interemisti in universo mundo’. Tรบ has vencido tambiรฉn las herejรญas antropolรณgicas de la Modernidad y generado un nuevo orden de la sociedad cristianaโ. A travรฉs de nuestra alianza de amor con la MTA, desde 1914, aรฑo tras aรฑo, progresivamente, nos comprometimos con la consigna: “Con Marรญa, alegres en la esperanza y seguros de la victoria, hacia los mรกs nuevos tiempos”. A lo largo de todos estos aรฑos que han pasado nuestra mirada se ha dirigido continuamente hacia la ribera de los mรกs nuevos tiempos para el mundo y la Iglesia. Sabemos que, a causa de esta orientaciรณn, no fuimos comprendidos durante mucho tiempo por cรญrculos de Iglesia que se orientaban siempre demasiado unilateralmente por la vieja ribera de los tiempos. Nuestra alianza de amor comprometรญa a ambos aliados. Nosotros querรญamos entregarnos por completo a Marรญa, dejarnos educar por ella. Y ella, la gran Educadora del pueblo y de las naciones, se obligรณ a atraernos hacia sรญ desde su Santuario a fin de educarnos como instrumentos aptos en sus manos para la cristificaciรณn mariana del mundo venidero para gloria del Padre.
Sabemos cรณmo ambos aliados cumplieron su tarea. Todos nosotros lo hemos experimentado en mayor o menor medida. Desde su santuario ella no solo se ha revelado como gran misionera que continuamente realiza milagros de transformaciรณn interior, de fecundidad apostรณlica y de arraigo, sino que, tambiรฉn en el รกmbito de las diversas ramas de la Familia, se ha mostrado como brillante reformadora de la sociedad humana en pequeรฑa escala y como capitana en la lucha por Cristo y contra todos los poderes diabรณlicos. A lo largo de mรกs de cincuenta aรฑos hemos experimentado, como fruto de la mutua alianza de amor, la significaciรณn, envergadura y fecundidad de la consigna dada. Por eso no nos resulta difรญcil repetirla con gran calidez y tomarla como norte en los prรณximos cincuenta aรฑos, a despecho de todas las corrientes revolucionarias que hay en el mundo y en la Iglesia, y comprometer vida y cuerpo por ella. A comienzos de la segunda mitad del siglo queremos repetir a nuestra manera y con el mismo fervor lo que Max Brunner declarรณ solemnemente a comienzos de los primeros cincuenta aรฑos: โAve, Imperatrix, morituri te salutant!โ. Asรญ como por entonces los primeros miembros de la Familia juraron la bandera como expresiรณn de su consagraciรณn o de su alianza de amor con las palabras: โEsta es la bandera que he elegido: no la abandonarรฉ, se lo he jurado a Diosโ, asรญ tambiรฉn queremos hacerlo nosotros espiritualmente. Y, como ellos, esperamos escuchar la respuesta de nuestra aliada: Este es el instrumento que he elegido. No lo abandonarรฉ, se lo he jurado a Dios. Este juramento vale para la Familia en su conjunto y para cada uno de sus miembros.
Con esta actitud caminamos hacia el oscuro futuro. Lo hacemos con la consigna: Con Marรญa, alegres en la esperanza y seguros de la victoria, hacia los mรกs nuevos tiempos. En la medida en que ardamos por ese lema, no descansaremos hasta que todas las personas que amamos y queremos, dentro y fuera de la patria, se unan en esa misma consigna. Entonces todos podrรกn repetir tambiรฉn junto con nosotros: Creo firmemente que jamรกs perecerรก quien permanezca fiel a su alianza de amor.
(Texto extraรญdo del mensaje escrito por el P. Kentenich a la Familia de Schoenstatt el 7 de septiembre de 1968, ocho dรญas antes de su partida a la casa del Padre celestial, recogido en el Tomo XVII de Propheta locutus est.
Conferencias y alocuciones del P. Kentenich, en sus tres รบltimos aรฑos de vida, Berg Sion, 2000, 163 – 168.)
https://youtu.be/k6JfO4ZwwDE?si=JDw43xF3_zdYvPc3